¡Muy buenas! 👋¿Alguna vez te has parado a pensar cómo se forman todos los colores que vemos a nuestro alrededor? En esta sesión lo hemos descubierto de una forma muy práctica: creando nuestro propio círculo cromático.
Antes de empezar, debemos saber que el color es la percepción visual que experimentamos cuando la luz incide sobre un objeto y se refleja hacia nuestros ojos. Las ondas electromagnéticas de esa luz estimulan diferentes sensaciones según su longitud de onda. Cada color depende de esa longitud específica y de cómo los materiales absorben o reflejan determinadas partes del espectro luminoso (Magaña, 2018). Por otro lado, es el pintor Johannes Itten (2020), quien establece un modelo de círculo cromático equilibrado, donde cada color mantiene una posición fija. Los tonos aparecen siguiendo el orden del arcoíris y del espectro de luz, con doce colores distribuidos de manera uniforme. Aquellos que se encuentran enfrentados entre sí se consideran complementarios.
Figura 1. La rueda de color y la estrella de color. Figura 2. Vídeo teoría del color
La teoría del color tiene un papel fundamental en ámbitos artísticos como la moda y el diseño, donde se utiliza para transmitir sensaciones, crear armonías visuales y comunicar emociones a través de la imagen. Por otro lado, encontramos un
ejemplo de aula en el que han llevado a cabo la práctica del círculo cromático.
Figura 3. ¿Qué colores te favorecen?
¡Manos a la obra! Para realizar el taller necesitamos los siguientes materiales: pintura gouache, pinceles del número 6 al 10, dos platos para mezclar, dos vasos con agua, servilletas y un mantel de papel para proteger la mesa.
Primero, partimos de un folio con el círculo dividido en doce partes iguales. En cada sección aparecía el nombre del color que debíamos conseguir a partir de las mezclas. Empezamos con los colores primarios (cian, magenta y amarillo) y, a partir de ellos, obtuvimos los secundarios: rojo (mezcla de magenta y amarillo), violeta (mezcla de cian y magenta) y verde (mezcla de cian y amarillo). Después, realizamos los terciarios, combinando un color primario con uno secundario:
- Naranja: mezcla de amarillo y rojo
- Carmín: mezcla de magenta y rojo
- Violeta rojizo: mezcla de magenta y violeta
- Azul ultramar: mezcla de cian y violeta
- Turquesa: mezcla de cian y verde
- Verde amarillento: mezcla de amarilla y verde
Así lo hicimos hasta completar la rueda de doce tonos. Cada color lo mezclamos también con blanco para reducir su saturación y observar cómo cambia la intensidad del color.
Figura 4. Mi círculo cromático y mis mezclas (elaboración propia)
Reflexionando sobre el taller, he podido detectar una dificultad principal: ha resultado complejo obtener el color carmín y el turquesa, la razón es porque debes ser muy preciso en la mezcla de colores, no quedándote escaso ni siendo demasiado generoso con la pintura jjj. Otro punto ¡¡¡muy importante!!! a tener en cuenta es que el pincel ha de estar limpio y seco cada vez que cojas un color y que los mezcles. Asimismo, se tiene que hacer cada mezcla de color de forma aislada en el plato, ya que más tarde se volverá a necesitar para obtener otro color diferente del círculo cromático y, si ya no lo tienes, tendrás que volver a realizarlo.
El proceso, así como el resultado final, han sido sorprendentes. Ver cómo se puede conseguir tanta variedad y gama de colores con tan solo cuatro colores, es fascinante. Por otro lado, hablando de emociones, he de decir que esta práctica me ha relajado mucho, me daba satisfacción ver cómo, poco a poco, iba consiguiendo obtener y apreciar los detalles y diferencias entre cada color.
Como maestra, llevaría el círculo cromático al aula de Primaria con la intención de que comprendan cómo surgen los colores y descubran todas las posibilidades que pueden crear al mezclarlos. A través de la experimentación, entenderían de forma práctica la relación entre los tonos primarios, secundarios y terciarios. Después, vincularía la actividad con las emociones, invitándolos a expresar en una obra libre cómo se sienten utilizando los colores que han aprendido, fomentando tanto el aprendizaje artístico como la educación emocional. Pues se sabe que cada color genera en nosotros una respuesta inmediata, cargada de significado. Cada tono posee su propio valor simbólico, con un sentido claro y particular. Los niños eligen y aplican los colores en función de su manera de ser y del estado de ánimo que tienen en ese momento
(Cañellas, 1979).
Ahora ya sabes: ¡Dale color a tu clase!
Referencias bibliográficas
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